La acuariofilia con plantas vivas no es solo un pasatiempo, es el equilibrio de un ecosistema complejo donde cada elemento juega un papel crítico. Para lograr un paisaje submarino exuberante, saludable e intensamente verde (aquascaping), es necesario proporcionar a las plantas tres componentes clave: luz, macro y microelementos, y, lo más importante, carbono. El carbono (C) es el material de construcción para todos los compuestos orgánicos, y su principal fuente en el acuario es el dióxido de carbono (CO2).
CO2 en el acuario: por qué el carbono es vital para las plantas

El carbono constituye hasta el 40-50% de la masa seca de cualquier planta. Sin una cantidad suficiente de este elemento, los organismos vegetales no pueden construir células, sintetizar proteínas y, en consecuencia, crecer. En el entorno natural, las plantas acuáticas obtienen CO2 de la atmósfera, disuelto en el agua, así como de la materia orgánica en descomposición. En el sistema cerrado de un acuario, las fuentes naturales a menudo son insuficientes, especialmente si el acuario está densamente plantado o se utiliza una iluminación potente.
El suministro de dióxido de carbono adicional no es un lujo, sino una necesidad para mantener un crecimiento intenso. Cuando los expertos hablan de los «tres pilares» del aquascaping, siempre se refieren a:
- Luz: Energía para iniciar el proceso de fotosíntesis.
- Nutrientes (Fertilizantes): Bloques de construcción (N, P, K, Fe y oligoelementos).
- CO2: El principal material de construcción (carbono).
Si uno de estos factores es deficiente, el crecimiento de las plantas se ralentiza o se detiene, lo que inevitablemente conduce a un desequilibrio y al crecimiento activo de algas no deseadas.
Fotosíntesis y CO2: conceptos básicos para acuaristas principiantes

El dióxido de carbono es un reactivo clave en el proceso de fotosíntesis. Las plantas utilizan la energía de la luz para convertir el agua (H₂O) y el dióxido de carbono (CO₂) en glucosa (azúcar, necesario para el crecimiento) y oxígeno (O₂). Este proceso se puede describir de forma simplificada con la siguiente fórmula:
Luz + Dióxido de Carbono + Agua → Glucosa + Oxígeno
En ausencia de suficiente CO2, incluso con una iluminación ideal y un complejo completo de fertilizantes, el proceso de fotosíntesis se ralentiza. Las plantas se ven obligadas a utilizar fuentes alternativas y menos eficientes de carbono, como los bicarbonatos (HCO3-), lo que requiere un mayor gasto energético.
Para la mayoría de las especies populares y exigentes, como el Hemianthus callitrichoides ‘Cuba’ o la Rotala rotundifolia, la concentración de CO2 en el agua debe estar en el rango de 20-30 mg/l. Este nivel no se puede alcanzar sin un suministro forzado.
Signos de deficiencia de CO2 en el acuario: cómo reconocer el problema

Un acuarista experimentado puede determinar la deficiencia de dióxido de carbono por la apariencia de las plantas y el estado general del acuario. La deficiencia de CO2 casi siempre va acompañada de estancamiento del crecimiento y crecimiento activo de algas, ya que las plantas no pueden competir por los nutrientes.
Signos típicos de deficiencia de carbono:
- Parada del crecimiento (estancamiento): Las plantas que deberían crecer rápidamente (por ejemplo, Ludwigia o Hydrocotyle) dejan de producir nuevas hojas o su crecimiento se ralentiza al mínimo.
- Fragilidad y rotura de las hojas: Las hojas se vuelven finas, pálidas y se rompen fácilmente, especialmente en especies de tallo largo.
- Formación de «agujeros» o necrosis: En las hojas viejas pueden aparecer manchas amarillas o marrones de necrosis, aunque esto también puede indicar deficiencia de potasio u otros macroelementos.
- Formación de «sarro» (decoloración biogénica): Las plantas utilizan bicarbonatos, lo que provoca la deposición de una capa blanca de carbonato de calcio en las hojas. Este efecto se observa a menudo en la Vallisneria (Vallisneria spp.) y la Egeria densa.
- Aparición de algas: El compañero más frecuente de la deficiencia de CO2 son las algas filamentosas y de Xenococcus, que colonizan plantas de crecimiento lento (por ejemplo, Anubias – Anubias barteri).
Métodos de suministro de CO2 al acuario: revisión de sistemas y métodos

La elección del método de suministro de CO2 depende del tamaño del acuario, el presupuesto y las necesidades de las plantas. Los expertos distinguen tres enfoques principales, cada uno con sus pros y contras.
1. Sistemas de cilindro (profesionales)
Este es el método más fiable y preciso, recomendado para acuarios de 50 litros o más y para aquascaping. El sistema consta de un cilindro de alta presión, un reductor, una válvula solenoide y un difusor.
- Ventajas: Concentración estable, alta precisión de dosificación, posibilidad de automatización (temporizador/controlador de pH), económico a largo plazo.
- Desventajas: Alto costo inicial del equipo, necesidad de recargar el cilindro.
2. Sistemas basados en fermentación (mosto)
Este método utiliza levadura y azúcar para generar CO2. Es ideal para acuarios pequeños (hasta 60 litros) y para principiantes que desean probar el efecto del CO2 sin grandes inversiones.
- Ventajas: Costo extremadamente bajo, facilidad de montaje.
- Desventajas: Suministro inestable (la producción de gas depende de la temperatura y la etapa de fermentación), imposibilidad de ajuste preciso, necesidad de reemplazar la mezcla regularmente.
3. Carbono líquido (aldehídos)
Los preparados como el glutaraldehído (por ejemplo, «Seidex») no son una fuente directa de CO2, pero sirven como fuente de carbono orgánico y tienen una fuerte acción alguicida. Es un aditivo, no un sustituto completo de un sistema de gas.
- Aplicación: Se utiliza como complemento de los fertilizantes en acuarios sin suministro de gas, así como para combatir algas.
- Importante: Se requiere una dosificación estricta, ya que la sobredosis es tóxica para algunos hidrobiontes, especialmente para los camarones.
Configuración y control de CO2: guía práctica

La configuración correcta del sistema de CO2 es fundamental para la seguridad de los peces y la salud de las plantas. La tarea principal es mantener una concentración estable de CO2 dentro del rango de 20-30 mg/l durante el período de luz.
Elementos clave de control
1. Reductor y válvula de aguja: El reductor reduce la alta presión del cilindro a la presión de trabajo, y la válvula de aguja permite ajustar con precisión la velocidad de suministro de gas (burbujas por minuto).
2. Válvula solenoide: Permite encender y apagar automáticamente el suministro de CO2. La válvula debe conectarse a un temporizador de luz. El suministro de CO2 debe comenzar 1-2 horas antes de encender la luz y detenerse 1 hora antes de apagarla.
3. Difusor: Un dispositivo que descompone el gas en burbujas diminutas para una disolución eficiente en el agua. Cuanto más pequeñas sean las burbujas, mejor será la absorción. Para acuarios grandes (a partir de 200 l), a menudo se utilizan reactores que disuelven completamente el gas en el filtro externo.
Uso del cuentagotas (Drop Checker)
El cuentagotas es una herramienta indispensable para monitorear la concentración de CO2. Contiene un líquido indicador (solución de KH 4° y reactivo de pH) que cambia de color según el nivel de CO2 en el acuario:
- Azul/Celeste: Deficiencia de CO2 (menos de 15 mg/l).
- Verde: Nivel ideal (20-30 mg/l).
- Amarillo: Sobredosis de CO2 (más de 35 mg/l), peligroso para los peces.
El cuentagotas reacciona a los cambios en el agua con un retraso de 1-2 horas, por lo que debe usarse para el control general, no para una reacción instantánea.
Problemas y soluciones: qué hacer si el CO2 no funciona o causa problemas

La introducción de CO2 puede causar varios problemas si no se mantiene el equilibrio con otros parámetros. La mayoría de las dificultades están relacionadas con la disolución insuficiente del gas o con la sobredosis.
Problema 1: Los peces se asfixian
Causa: Concentración de CO2 demasiado alta (color amarillo en el cuentagotas). El CO2, al disolverse, reduce el nivel de oxígeno y el pH. Los peces (por ejemplo, neones, Paracheirodon innesi, o rasboras, Trigonostigma heteromorpha) comienzan a subir a la superficie y a respirar con dificultad.
Solución: Apagar inmediatamente el suministro de CO2. Aumentar la aireación (encender el compresor o elevar la salida del filtro). Realizar un cambio de agua. Reducir la velocidad de suministro de gas.
Problema 2: Las plantas no crecen a pesar del CO2
Causa: «Ley del factor limitante» – si hay deficiencia de luz u otro nutriente (por ejemplo, nitratos o fosfatos), la adición de CO2 no ayudará. A menudo es una deficiencia de potasio (K) o hierro (Fe).
Solución: Verificar los parámetros del agua para detectar macro y microelementos. Asegurarse de que la iluminación sea adecuada para las necesidades de las plantas. Verificar la eficiencia del difusor; es posible que el gas no se disuelva bien.
Problema 3: Crecimiento activo de algas
Causa: Suministro de CO2 inestable o insuficiente CO2 al principio del día. Las algas se adaptan más rápido a las fluctuaciones que las plantas superiores.
Solución: Asegurar un suministro estable (idealmente 24/7, pero con apagado nocturno para ahorrar). Asegurarse de que el suministro comience mucho antes de encender la luz.
CO2 y otros parámetros del agua: interrelación y equilibrio
El dióxido de carbono está estrechamente relacionado con dos parámetros del agua cruciales: el pH (acidez) y la KH (dureza de carbonatos).
Influencia del CO2 en el pH
Al disolverse en agua, el CO2 forma ácido carbónico (H₂CO₃), que reduce el pH. Esta dependencia permite utilizar controladores de pH para gestionar automáticamente el suministro de CO2: tan pronto como el pH sube por encima del valor establecido, el controlador enciende el suministro de gas.
Fórmula importante (Tabla de Redfield):
Existe una relación directa entre el pH, la KH y la concentración de CO2. Conociendo dos parámetros, se puede calcular el tercero. Esta tabla es la base para una dosificación segura.
El papel de la dureza de carbonatos (KH)
La KH es la capacidad tampón del agua, es decir, su resistencia a los cambios de pH. Cuanto mayor sea la KH, más CO2 se necesitará para alcanzar el nivel de pH deseado y, en consecuencia, una concentración de 20-30 mg/l. En agua con KH muy bajo (por ejemplo, 1-2°), incluso una pequeña cantidad de CO2 puede provocar una caída brusca del pH, lo que es peligroso para los peces.
- KH bajo (1-3°): Requiere un suministro de CO2 muy cuidadoso y un control constante del pH. Ideal para muchos peces tropicales, pero el riesgo de shock de pH es alto.
- KH medio (4-8°): El rango más estable para trabajar con CO2.
- KH alto (más de 10°): Requiere una gran cantidad de CO2, lo que puede no ser económico.
Preguntas frecuentes: respuestas a las preguntas más comunes sobre el CO2 en acuarios

1. ¿Es necesario suministrar CO2 por la noche?
Durante la oscuridad, las plantas no realizan la fotosíntesis, sino que consumen oxígeno y liberan CO2 (respiración). Si el suministro de gas continúa por la noche, la concentración de CO2 puede aumentar críticamente, causando asfixia en los peces. Por lo tanto, los expertos recomiendan apagar obligatoriamente el suministro de CO2 por la noche con una válvula solenoide.
2. ¿Se puede usar CO2 en un acuario con camarones?
Sí, pero con precaución. Los camarones (especialmente las especies enanas, como las Cherry, Neocaridina davidi) son muy sensibles a los cambios bruscos de pH. Es necesario mantener una concentración estable de CO2, sin permitir que supere los 30 mg/l (color amarillo en el cuentagotas).
3. ¿Todas las plantas necesitan CO2 adicional?
No. Existen especies «poco exigentes» (por ejemplo, musgo de Java – Taxiphyllum barbieri, o Anubias – Anubias spp.) que crecen bien utilizando el carbono natural del agua. Sin embargo, para lograr la máxima tasa de crecimiento y densidad, incluso estas especies se beneficiarán del suministro de CO2. Para la mayoría de las plantas rojas, tapizantes y de crecimiento rápido, el CO2 es un requisito indispensable.
4. ¿Cuántas burbujas por minuto son óptimas?
El número de burbujas (BPS – bubbles per second) es solo una guía aproximada que depende del tamaño del acuario, la eficiencia del difusor y la KH del agua. Regla general: 1 burbuja por segundo por cada 50 litros de volumen. Sin embargo, el único método de control fiable es el cuentagotas, que debe mostrar un color verde estable.
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